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Malucock

Relatos del olvido

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Malucocknub: Un refugio donde las historias que duelen encuentran su voz. En este rincón del alma, la incertidumbre se entrelaza con un vacío que anhela ser llenado por el amor. Un amor que florece en cada rincón: el amor por los hijos, por la familia, y por aquellos que han iluminado mi camino con su presencia.

Deseo alcanzar a quienes navegan las aguas oscuras de la depresión, invitándolos a compartir sus relatos. No necesitamos ser poetas; cada uno de nosotros lleva en su pecho una historia que merece ser contada. Juntos, en este espacio , podremos hallar consuelo y conexión, tejiendo un manto de empatía y esperanza.

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Acerca de mi.

Soy una apasionada de la vida, una arquitecta que ha construido una gran sensibilidad por lo humano, lo bello y lo realmente importante en nuestro pequeño paso por este mundo. Antes de ser arquitecta, soy un ser humano, que se considera con una enorme sensibilidad, que perdona, olvida, pero que también tiene dolor, angustia y sufrimiento. Soy una adulta que trata de sanar todas las heridas de un pasado que se aferra con intensidad a un presente, simplemente una persona que solo quiere cerrar heridas, sentirlas sin que duelan y que me recuerden la fortaleza que llevo adentro. Pero por sobre todo soy una orgullosa madre, que quiere dar lo mejor de sí por sus hijos, que son la fuerza que impulsa un motor averiado que quería dejar de funcionar. Estos dos ángeles llegaron a mi vida para llenarme de enseñanzas, paciencia y sobre todo entender aún más el significado de la palabra AMOR.

Estos escritos nacidos del alma, que a mi modo de ver son solo la cuantificación de algunas frases que en su conjunto llevan al conteo de una historia, de miles de millones que existen en el mundo, evocan a una solo, intransferible y única, que tiene la huella imborrable e inconfundible de una vida especial, la huella que se marca en el corazón como algo irremplazable.   Cada instante que vivimos, o sobrevivimos, marca nuestra vida de forma positiva o negativa. A veces llegan a nuestra vida pequeñas nubes grises que opacan el azul hermoso del cielo y nos quitan la esperanza de ver la luz, como también llegan esos rayos del sol que iluminan un camino que, a pesar de tener tantos obstáculos, se vuelve un libro con capítulos en blanco que esperan a ser escritos. Esas nubes que vienen y van, tan imprescindibles en nuestra historia, son las que nos hacen levantarnos para buscar esa luz que caliente nuestro ser. Ver hacia atrás y entender que fuimos tan fuertes para superar tantas tormentas nos hace cada día más fuertes, más sabios y menos conformistas. Cada vez entendemos más el valor de nuestra vida, de nuestros sueños, de nuestro libro llamado vida.

Haber sobrevivido a tantas tormentas me hace querer abrir mi corazón y compartir mi historia. No pretendo ser un ejemplo, pero lo que sí pretendo es demostrar que, a pesar de que nuestras vidas sean difíciles, podemos encontrar lo más hermoso que el mundo nos ofrece: ver la sonrisa de los niños, disfrutar del olor de la naturaleza, llenar de colores nuestra historia, sentir la cálida luz del sol en nuestra piel; son regalos que se pierden en la monotonía y superficialidad de la cotidianidad.

Arrepentirse de algo ya pasado no tiene más valor que un peso en nuestro presente; arrepentirse de un ayer es el mayor obstáculo para continuar nuestro camino. Los recuerdos consumen nuestros pensamientos y se vuelven un punto de partida para tomar nuestras decisiones, por esto la importancia de saber entender nuestros recuerdos, los sentimientos guardados en nuestro inconsciente, los que no nos dejan continuar libremente en este corto paso por el mundo. Retroceder y hablar con nuestro niño interior es buscar entender de dónde nacen nuestros miedos. Estos miedos hacen que nuestra vida no fluya como soñamos. Tomar a ese niño, abrazarlo y consolarlo es el mayor alimento para el alma. Mi corazón, mi mente y mi cuerpo están en un total agradecimiento por cada instante vivido, cada instante que me ayudó a formar mi carácter, pero que sobre todo me enseñó a tratar de ser cada día mejor madre, querer cortar ciclos generacionales, buscar el perdón e intentar acariciar y aceptar un pasado para seguir buscando la tan añorada paz interior.

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